CRISIS ECONÓMICAS VS CRISIS INSTITUCIONAL, DEMOCRACIAS

 

CRISIS ECONÓMICAS VS CRISIS INSTITUCIONAL, DEMOCRACIAS


 
Una crisis económica consiste en un ciclo económico en el que se da un periodo de escasez en la producción, comercialización o cismo de productos de servicios, cuyos efectos negativos suelen ser recesión, contracción y depresión. 
Recurrir a la ética de la responsabilidad impuesta por Max Weber, quien indica unos criterios orientativos para la acción personal, supone una impotencia institucional del poder político frente al poder económico que ha renunciado a la ética de convicción, supone que ahora son los ciudadanos quienes deben elegir si quieren destinar parte de sus ingresos a un nuevo pacto social o no. Esto es, no se pueden exigir mas sobre-esfuerzos a los perdedores y pagadores de una crisis presenciada en el interior del sistema financiero. Estas son, las derivadas de los excesos del poder económico y de la incompetencia institucional en cuanto al análisis, prevención, control y resolución de las mismas. Además, estas crisis coinciden con la de la socialdemocracia, cuya inactividad contribuye a su deslegitimación y a la inseguridad de derechos y bienestar del beneficio social. 

La quiebra del pacto social previo a las crisis trae consigo tres consecuencias:  

En primer lugar, la desigualdad impúdica y divergente de renta entre élites y la plebe popular. 

 

En segundo lugar, el racismo que surge de la incertidumbre ante el futuro de aquellos que descargan sus miedos contra una inmigración resultante de la crisis. 

 

En tercer y último lugar, la desafección popular hacia sus representantes, cuyo descrédito, ha certificado socialmente discursos populistas carentes de la ética social de Max Weber poniendo en peligro el ámbito político. 

Todo esto, es resultado de una economía financiera perdida en la búsqueda de  beneficios a costa del bienestar y derechos de la mayoría. Esto es, el resultado de traspasar los márgenes pactados por causa de un poder político incompetente, desembocando en un descrédito de las instituciones, una división entre economía y política. 

Se recurre al concepto de “economía constitucional”, una corriente clásica de investigación y pensamiento económico que sugiere que la riqueza de las naciones y el bienestar de sus ciudadanos depende más de la calidad de las instituciones y del buen gobierno que de la cantidad de recursos naturales y capacidades de las que disponga un país.  
Este es un argumento para analizar el origen y evolución de la crisis, poniendo del revés a instituciones nacionales europeas y globales, descubriendo desigualdades y populistas xenófobos de alto riesgo.  
Así pues, una crisis constitucional es la crisis política que afecta a la vigencia y continuidad de las leyes fundamentales de la Constitución. Además, dependiendo del grado de su flexibilidad, el cambio de constitución puede implicar una discontinuidad en la legalidad que tenga problemas políticos. , depende del grado de flexibilidad
 
El divorcio entre la economía y la política suele acabar mal. 

 

Estos son los destrozos de una crisis económica, acompañada de  unas instituciones básicas incompetentes en una democracia complaciente en exceso con los mercados, fuera del control institucional, indicando, según sus intereses, el rumbo y las prioridades en el fin del sufrimiento económico y social provocado por los mercaderes. 

No obstante, recuperar la confianza en el futuro y la dignidad de nuestros ciudadanos destrozada por los responsables de las crisis, es un objetivo claro, que consistente en regenerar institucionalmente nuestros derechos,  bienestar y libertades. 

En suma, esto solo se podría conseguir con la vigilancia institucional de los desequilibrios entre los diferentes elementos del sistema, controlando el riego de los excesos políticos y económicos que puedan originarse, contando así con instituciones fiables prestigiosas capaces de minimizar el peligro de descarga de la cohesión social imprescindible en una democracia. Solo así será posible alcanzar un renovado pacto social entre crisis económicas e institucionales, empezando, para ello, por exigir más a las élites y menos a los ciudadanos, pues para superar la crisis actual y la prevención de las futuras , se necesita de políticas más justas, sociales y redistribuidas, junto al prestigio de las instituciones. 

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